Ureaplasma urealyticum
Ureaplasma urealyticum es una bacteria perteneciente a la familia Mycoplasmataceae, que forma parte del microbioma normal del tracto genitourinario humano. Se caracteriza por su pequeño tamaño y por carecer de pared celular, lo cual la hace intrínsecamente resistente a antibióticos betalactámicos. Aunque suele comportarse como un microorganismo comensal, en determinadas condiciones puede volverse patógena y provocar infecciones del aparato reproductor.
Características clínicas: La infección por Ureaplasma urealyticum puede ser asintomática, pero en casos de sobrecrecimiento bacteriano o disbiosis puede causar uretritis no gonocócica en hombres y mujeres, así como vaginosis bacteriana en mujeres. Los síntomas incluyen disuria, sensación de ardor al orinar, secreción genital anormal, molestias durante las relaciones sexuales y, en ocasiones, inflamación de ganglios inguinales. En mujeres, puede asociarse a endometritis, especialmente tras partos o procedimientos invasivos, y en hombres, a prostatitis crónica. Durante el embarazo, la colonización vaginal por esta bacteria puede aumentar el riesgo de complicaciones neonatales y parto prematuro. También se ha investigado su posible relación con la formación de cálculos renales.
Diagnóstico: El diagnóstico de infección por Ureaplasma urealyticum se basa en técnicas moleculares, especialmente la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), dado que su crecimiento en cultivos convencionales es lento y poco fiable. En algunos centros especializados se utilizan medios de cultivo específicos, pero no están ampliamente disponibles. Debido a la falta de pared celular, la tinción de Gram no permite visualizarla.
Tratamiento: El tratamiento antibiótico debe adaptarse a la naturaleza de la bacteria. Al no poseer pared celular, los betalactámicos como la penicilina o la cefalosporina no son efectivos. Los antibióticos de elección son los macrólidos, como la azitromicina, y las tetraciclinas, como la doxiciclina. En casos de resistencia o fracaso terapéutico, pueden utilizarse fluoroquinolonas o eritromicina. En mujeres embarazadas colonizadas, el tratamiento puede ser considerado para prevenir complicaciones neonatales, aunque debe valorarse el riesgo-beneficio en cada caso. El uso de preservativo puede reducir el riesgo de transmisión, aunque la colonización no siempre se asocia a la actividad sexual.