Salmonella

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La salmonelosis es una de las zoonosis más comunes y una causa frecuente de enfermedades de transmisión alimentaria en humanos, causada por bacterias del género Salmonella, especialmente Salmonella enterica. Se trata de un bacilo Gram negativo, anaerobio facultativo, intracelular, perteneciente a la familia Enterobacteriaceae. Más de 2.500 serotipos han sido identificados, siendo los más comunes Salmonella Enteritidis y Salmonella Typhimurium. Esta bacteria está ampliamente distribuida en la naturaleza y tiene un gran impacto en salud pública.

Características clínicas:
La salmonelosis puede manifestarse de distintas formas clínicas: gastroenteritis aguda, fiebre tifoidea (o paratifoidea) y formas sistémicas focales. La forma más habitual es la gastroenteritis, caracterizada por diarrea, fiebre, dolor abdominal, náuseas y vómitos. Los síntomas aparecen entre 6 y 72 horas tras la ingestión de alimentos contaminados y suelen durar de 2 a 7 días. La mayoría de los casos se resuelven de forma espontánea sin necesidad de tratamiento antibiótico.

En un pequeño porcentaje de pacientes (aproximadamente un 5%), sobre todo en niños, ancianos o inmunodeprimidos, la salmonelosis puede evolucionar a una infección invasiva, con bacteriemia o localización en órganos profundos como meninges, huesos, pulmones, corazón o articulaciones.

La fiebre tifoidea, producida por Salmonella Typhi, es una forma más grave y sistémica de salmonelosis que se presenta con fiebre prolongada, malestar general, hepatoesplenomegalia, alteraciones digestivas y en algunos casos lesiones cutáneas. Se observa principalmente en países con bajo nivel sanitario.

Durante el embarazo, la infección por Salmonella no es más frecuente, pero puede conllevar complicaciones si hay diseminación sistémica.

Diagnóstico:
El diagnóstico de salmonelosis se basa en el aislamiento de la bacteria en cultivos de heces, sangre u otros líquidos estériles según el cuadro clínico. El cultivo es el estándar de referencia, aunque los test de amplificación de ácidos nucleicos (NAATs) permiten una detección más rápida y sensible. La serotipificación es fundamental para la vigilancia epidemiológica.

Tratamiento:
La salmonelosis gastrointestinal leve no requiere antibióticos, sólo tratamiento sintomático con hidratación. Los antibióticos (ciprofloxacino, ceftriaxona, azitromicina) están indicados en infecciones graves, prolongadas o con afectación sistémica. La fiebre tifoidea requiere tratamiento antibiótico precoz. El aumento de cepas multirresistentes complica el manejo en ciertas regiones.

La salmonelosis representa un importante problema de salud pública por su alta incidencia, capacidad de generar brotes y transmisión alimentaria. Las medidas preventivas incluyen una correcta manipulación de alimentos, cocción adecuada y control sanitario de animales.

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