Rinovirus
Rinovirus es un género de virus ARN monocatenarios de sentido positivo perteneciente a la familia Picornaviridae. Representan la causa más frecuente del resfriado común en humanos, una infección vírica del tracto respiratorio superior. Se han identificado más de 160 serotipos, divididos en tres especies principales: Rinovirus A, B y C. Esta alta variabilidad dificulta el desarrollo de una vacuna eficaz.
Características clínicas:
La infección por rinovirus afecta principalmente a la nasofaringe y tiene un periodo de incubación de 1 a 3 días. Los síntomas típicos incluyen congestión nasal, rinorrea, estornudos, dolor de garganta, tos seca, cefalea y malestar general. En niños, también puede presentarse fiebre. En la mayoría de los casos, los síntomas son leves y autolimitados, resolviéndose en 5 a 7 días, aunque pueden durar más en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas.
En personas con asma o EPOC, la infección por rinovirus puede desencadenar exacerbaciones y agravar los síntomas respiratorios. Estas infecciones son una causa importante de ausentismo escolar y laboral.
Transmisión:
Los rinovirus se propagan principalmente por gotas respiratorias generadas al toser o estornudar, o por contacto directo con secreciones nasales contaminadas. También pueden transmitirse indirectamente a través de superficies contaminadas, seguido del contacto con ojos, nariz o boca.
Diagnóstico:
El diagnóstico suele basarse en la evaluación clínica. Para confirmar la infección, especialmente en casos complicados o con brotes institucionales, se pueden emplear técnicas de biología molecular como la PCR para detectar ARN viral en muestras nasofaríngeas.
Tratamiento:
No existe un tratamiento antiviral específico contra el rinovirus. El manejo es sintomático, incluyendo reposo, hidratación, analgésicos y antipiréticos. Los antibióticos no están indicados, salvo en casos con sobreinfección bacteriana.
Prevención:
No existe vacuna. Las medidas preventivas incluyen higiene frecuente de manos, evitar el contacto estrecho con personas sintomáticas y cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar. En ambientes sanitarios, se recomienda aplicar precauciones estándar para reducir el riesgo de transmisión.